
"Què hi fa d’anar caient, si ens ne duem amor?" (Josep Carner, La poma escollida, a Els fruits saborosos)
“Se llamaba Mónica y era morena. Y tenía su vida, su novio, todas esas cosas que tiene la gente. Y no era, y esto Sebastián querría dejarlo muy claro, una musa, ni una maga, ni una bruja, ni un recuerdo, ni nada de esas cosas con las que la literatura suprime a menudo a las mujeres. Era una mujer. Una mujer hermosa además, pero una mujer real. Como son reales todas las cosas a este lado del espejo. No era desde luego suya, pero tampoco le era del todo ajena, y sin embargo, y Sebastián querría insistir en ello, estaba libre de toda culpa y libre en general de la locura de Sebastián. Una locura que, por otro lado, y como ella bien sabía, no era cierta.”
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